En el Perú, muchas familias enfrentan la difícil situación de cuidar a un adulto mayor que aún conserva claridad mental, pero que sufre de dolencias físicas o movilidad reducida. Aunque necesitan ayuda, muchos se resisten a aceptar cuidados en casa, viéndolo como una pérdida de independencia o dignidad.
A continuación, compartimos estrategias útiles basadas en experiencias y enfoques que han dado resultados:
1. Reconocer sus temores y emociones
Los adultos mayores peruanos pueden sentir que aceptar ayuda es “rendir la batalla” o volverse una carga. Escuchar con respeto sus preocupaciones, sin juzgar ni imponer, es clave. Pregúntales:
- ¿Qué es lo que más te incomoda de la idea?
- ¿Qué tipo de ayuda aceptarías sin sentirte invadido?
Mostrar empatía puede abrir la puerta a una conversación más productiva.

2. Enfocar la ayuda como una forma de mantener la independencia
En vez de presentar el cuidado domiciliario como una necesidad por debilidad, encuádralo como una herramienta para que pueda seguir viviendo en su casa, de manera segura y con dignidad. Por ejemplo:
«Si tienes a alguien que te ayude con el baño o con los medicamentos, vas a poder seguir viviendo aquí tranquilo, sin tener que ir a una clínica o depender totalmente de nosotros».

3. Involucrarlo en la toma de decisiones
Es importante que el adulto mayor tenga poder de decisión. Pregúntale:
- ¿Preferirías que venga una enfermera solo unas horas?
- ¿Qué días te parecerían cómodos?
- ¿Quieres que entrevistemos juntos a los cuidadores?
Darles voz en el proceso reduce la resistencia, ya que sienten que mantienen el control.

4. Comenzar con un plan gradual o temporal
Plantea el cuidado como una prueba o una ayuda puntual, por ejemplo:
«Solo por esta semana, para ver cómo te sientes. Si no te gusta, lo conversamos.»
En Perú, muchas familias comienzan contratando cuidadoras por medio tiempo o incluso unas pocas horas a la semana. Esto permite que el adulto mayor se familiarice con la idea sin sentirse abrumado.

5. Buscar cuidadores de confianza y compatibles
La conexión personal es fundamental. Un cuidador empático y respetuoso puede cambiar completamente la percepción del adulto mayor.
6. Usar el apoyo de otros familiares o profesionales
A veces, escuchar a un hijo o hija no es suficiente. En esos casos:
- Puedes pedir a un médico de confianza que hable con él.
- Un sacerdote, amigo cercano o un vecino respetado también puede influir positivamente.
- Si hay hermanos, que todos estén alineados evita conflictos o confusión.
7. Hablar desde el amor y la preocupación
Finalmente, lo más importante es que sientan que esta decisión viene del cariño, no de una obligación. Por ejemplo:
“Papá, yo sé que eres fuerte, pero me preocupa que te caigas cuando estás solo. Si alguien te acompaña, yo también voy a estar más tranquila.”

Convencer a un adulto mayor de aceptar cuidados en el hogar puede tomar tiempo, pero con empatía, escucha activa y mucha paciencia, es posible construir acuerdos que respeten su dignidad. Recuerda que no se trata de imponer decisiones, sino de acompañar con amor y comprensión. Si estás atravesando esta situación, no estás solo: busca apoyo, habla con profesionales y comparte esta carga con tu familia. El bienestar de tus seres queridos también empieza por cuidar tu propio equilibrio.
Separa tu cita al: 999 883 804
